Si te estás planteando tu separación o divorcio, serás consciente que se avecinan duros momentos. Enfrentarse a temas tan complejos como la custodia de los hijos, el reparto de bienes o pensiones alimentarias, entre otros no va a ser fácil en la mayoría de casos.
No siempre es posible que la pareja por sí misma llegue a definir un acuerdo de divorcio de manera consensuada, que sea beneficioso o lo menos dañino posible para los intereses de las dos partes, lo que desemboca en muchos casos en procedimientos judiciales que dictaminan los acuerdos a seguir.
Podríamos definir la mediación familiar, como un sistema utilizado para la resolución de conflictos, donde una tercera persona totalmente imparcial, analiza los problemas, ayudando a la pareja a encontrar una solución, donde la empatía, la flexibilidad, la involucración y la cooperación de las partes implicadas, se utilizan como herramientas para encontrar soluciones a las desavenencias de la pareja.
Esta mediación es cada vez más utilizada en nuestro país, para resolver los problemas de separación o divorcio, antes de que estos desemboquen en procedimientos judiciales o incluso cuando ya nos encontramos inmersos en ellos y pretendemos un mejor acuerdo para las partes, o atendemos a las recomendaciones de este sistema que ya plantean muchos jueces.
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Ventajas de un proceso de mediación familiar
Si tuviéramos que destacar una ventaja, entre todas, es importante que tengamos en cuenta los conflictos que plantea el enfrentarse a un divorcio o separación, donde las emociones y los intereses propios convierten la situación en un proceso duro para los afectados. En contraposición a esta situación se encuentran los métodos de mediación familiar, donde las partes llegan con el fin en común de solventar sus diferencias, en una situación donde la posibilidad de llegar a acuerdos se asumen por las dos partes.
Como podemos ver esta forma de enfrentarse a los diferentes conflictos familiares reduce el coste emocional, pero sobre todo el económico, ya que reduce los importes económicos, tiempos y procedimientos que toda ruptura judicial plantea.
Otra gran ventaja de este método, es que los afectados entienden que los problemas suelen tener diferentes soluciones antes de hacerlos llegar al juzgado. Las parejas que pasan por estos procesos de mediación familiar, suelen estar más preparadas para encarar y resolver los futuros conflictos a través del dialogo, el compromiso y la responsabilidad que deben de asumir cada uno.
Sin duda, ante una situación de mediación matrimonial los cónyuges acuden como interesados y no como meros adversarios. Su fin común es acordar las bases del convenio regulador que beneficie a ambos y sobre todos a los hijos si fuera el caso.
Recuerda que en muchos casos lo que más afecta a los hijos no es la separación o el divorcio, sino el conflicto en el que ellos se ven envueltos de forma involuntaria.
Que tiene en cuenta un mediador familiar
Lo primero que hará un profesional en mediación familiar es ayudaros a reconocer y delimitar los puntos que provocan el conflicto. A partir de ese momento se debe de ayudar a las diferentes partes a analizar, expresar y compartir con la otra parte sus puntos de vista sobre los problemas y como les afectan.
A partir de ese momento es necesario discutir (siempre de forma positiva y constructivamente), para llegar a entender los puntos de vista e intereses, tanto propios como contrarios y de esta forma plantear las soluciones que puedan ser más adecuadas y efectivas. Saber que tiene que poner cada uno de su parte y aceptar el compromiso de hacerlo. Es importante tener en cuenta que si las dos partes no están de acuerdo en la solución planteada, ésta no se va a llevar a cabo.
Tener en cuenta que un mediador familiar se centrará en cómo resolver el problema y no tendrá en cuenta (como suele hacer la pareja) las causas que lo han motivado.
Al afrontar los problemas de esta forma, no cabe la posibilidad de que alguien se sienta secundario, ya que las dos partes sienten que tienen el poder y asumen los compromisos necesarios para poder controlar sus vidas.
Quien puede ejercitar la mediación familiar
Ante un proceso judicial, es necesario que el mediador cumpla una serie de requisitos, como es la colegiación en el Colegio de Abogados pertinente, que hayan obtenido la formación requerida para ejercer la mediación y que como no puede ser de otra forma, cumplan íntegramente con el código deontológico, tanto como mediador como abogado.
Al terminar el proceso el mediador será el encargado de comunicar al juzgado los acuerdos totales o parciales. Si el acuerdo no ha sido posible, se remitirá el asunto al juzgado para que este continúe por su cauce habitual.
La profesionalidad de los abogados mediadores ha conseguido evitar centenares de juicios
¿Otros problemas que puede resolver la mediación familiar?
En la mayoría de los casos, los profesionales que nos dedicamos a ésta área nos solemos encontrar con problemas de pareja que abordan su ruptura. Pero la mediación familiar puede resolver muchos conflictos que se producen día a día en la convivencia familiar, como por ejemplo:
- Conflictos entre los diferentes componentes de la familia.
- Dificultades en la comunicación entre las diferentes generaciones de la familia.
- Situaciones de adopción o acogimiento, donde los menores no terminan de adaptarse al entorno familiar.
- Desacuerdos en cuestiones económicas dentro de la familia.
- Controversias y conflictos en empresas familiares.
Para terminar no solo quería remarcar la importancia que está teniendo la mediación familiar en la resolución de conflictos. Si no darte a conocer ésta solución, más madura, racional y eficaz que un conflicto judicial.